Comunidad SS.CC. La Serena, que es parte de la obra de la Congregación Hermanas de La Providencia:
Cada rostro que vemos tiene una historia, y el rostro siguiente, que sostiene una sonrisa, lleva también las historias de una familia, de una congregación, de personas que la ayudaron y a quienes ayudó. Hoy, ante el rostro de Madre Claudia Vargas Collao, asoman inmensos agradecimientos, pero sobretodo testimonios emocionantes. A muchas religiosas les llamamos “madres”, y Madre Claudia no sólo llevó el título, sino que lo fue para muchas(os).
Madre Claudia Vargas Collao tuvo una infancia no exenta de dolor y pérdidas, como todos los que vivimos la vida real. De pequeña aprendió a confiar en Dios que sostiene la vida, porque Él es Dios de la Vida. Ella ingresó al internado del Colegio Sagrados Corazones La Serena siendo niña aún (Humanidades) junto a sus otras hermanas sanguíneas quienes también finalmente ingresaron a la Congregación. Los testimonios que emergen relatan que es de aquellas religiosas que son de verdadera vocación; que incluso conociéndola en los contextos más cercanos, no se recuerdan conflictos morales, ni de poder, ni dobleces. “Decía lo que tenía en el corazón”, “siempre regalaba una dulce sonrisa”, “fue una madre para mí”, son algunas de las frases que miembros de nuestra Comunidad Escolar hoy expresan entre lágrimas de pena y de profundo agradecimiento.
Fue mujer valiente en tiempos difíciles. No temía decir su verdad, siendo consciente que a veces se equivocaba, pero tampoco tenía temor de reconocer sus errores. Fue mujer que dedicó su vida a Dios siendo religiosa Providencia, y de eso son testigos muchas personas entre nosotros. Fue testimonio vivo del Amor de Dios, fue testimonio vivo de la preocupación de Dios por las personas, fue dulce y tierna con las estudiantes, fue una madre para muchos porque cuidó los pequeños detalles que sólo una madre sabe prodigar. Fue capaz de confiar, de corregir, de acompañar, de visitar en el hogar a quienes formaban parte de su comunidad; fue humilde, simple y así siempre fue ejemplo de caridad.
Tantos relatos hermosos llegan en el contexto de su pascua, pero hay uno que es de especial profundidad: “conocerla era ver encarnado el carisma de Madre Bernarda (Morín)”. Fue mujer en toda su expresión, fue religiosa de vocación, fue Directora de nuestro Colegio por más tiempo que todas las demás personas que lo han sido. Fue mujer que confió su vida a Dios y cada día de su vida vivió su consagración dando sus energías y amor a los demás. Por todo lo anterior confiamos que su alma es recibida por Aquel a quien amó desde la infancia hasta su partida.
Con toda la Iglesia nos unimos hoy con el Salmo 26 que se reza esta tarde en Vísperas:
“El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar?
…
Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los día de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor
contemplando su templo”
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
Amén
Que estas palabras del Salmista suban al Cielo por Madre Claudia Vargas Collao en boca de todos quienes la conocieron y vieron en ella a una mujer marcada por el amor del Dios de la Vida.
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Desde Santiago informan que mañana Jueves 29 de Julio se realizarán los ritos funerarios, Eucaristía que será transmitida por el canal de la Congregación en YouTube a las 10:30 am.
https://www.youtube.com/channel/UC4_Rt1MQsJAJjCDs-6QujtQ/featured