Querida Comunidad SS.CC. La Serena:
La enseñanza más importante que debe conseguir una persona es aprender a vivir haciendo el bien, pero este proceso implica la vida entera y siempre es un desafío. Podemos buscar muchas alternativas que nos iluminen el camino hacia la felicidad, pero no todos son tan probados como aquellos que han dejado una huella en el tiempo, una huella de generosidad, de esfuerzo y frutos en lo humano.
Hoy traemos de nuevo a nuestros corazones el legado de Madre Bernarda Morin, religiosa de la Congregación Hermanas de la Providencia, quien a sus 19 años llega a Chile en el barco “Elena” con otras religiosas. La misión era rodear América para llegar al otro extremo de Canadá, pero los designios de Dios no siempre son claros, y se necesita de la luz del Espíritu Santo para discernirlos. Así como el sufrimiento de los pobres que estaban “como ovejas sin pastor” (cf. Mt 9, 36) generó en Jesús un movimiento interno que lo hizo sufrir con ellos; por misericordia cambia sus planes y se queda con los sufrientes, así también estas religiosas compartieron una experiencia similar al encontrarse con la pobreza del Valparaíso de 1853. Ellas ven el dolor, experimentan misericordia y responden con generosidad, a ejemplo de Madre Emilia Gamelin, a ejemplo de María Madre de Dolores, siguiendo el mandato y el ejemplo de Jesucristo.
Agradecemos a Dios por su vida, por su vocación, por el discernimiento que estas religiosas hicieron, y por la fortaleza que manifestaron al asumir esta misión en Chile. Agradecemos a Dios por la Fe que las iluminó y les dio la firme convicción que el Padre Providente no las abandonaría nunca. Esta confianza es la mejor enseñanza que nos dejan: somos hijos amados de Dios y Él no abandona nunca, menos en los momentos más dolorosos y solitarios que podamos vivir.
Saludamos y agradecemos a las Hermanas de La Providencia que forman parte de esta Comunidad: Hermana Bibiana Saavedra, Directora del Colegio; Hermana Loreto Tapia, SubDirectora, y Hermana Marta Alvear, Coordinadora de Pastoral. A ellas les agradecemos el testimonio diario que nos dan, el cual nos inspira a mantener los brazos en alto, incluso en la enfermedad y el cansancio. A ellas les agradecemos la humanidad que han puesto en todo este proceso de pandemia y la sabiduría para conducir el Colegio. Les agradecemos que hayan sido generosas desde jóvenes consagrando su vida a esta misión de amor y transformación social. Que Dios las llene de su gozo y les permita experimentar su cercanía.
Nosotros hoy renovamos el rol de testigos en esta obra de las Hermanas de La Providencia, pero también asumimos la tarea de continuadores de esta misión iniciada por Madre Bernarda en Chile. Pedimos a Dios nos dé la humildad suficiente para reconocer quienes somos, y que lo necesitamos a Él siempre; le pedimos también que nos dé la sabiduría para elegir la vida simple, la vida que nos conecta a unos con otros, pero sobretodo le pedimos nos dé el amor suficiente para amarnos, perdonarnos y guiarnos en este caminar de la vida, preocupándonos de servir y ayudar a los demás, especialmente a los más necesitados.
Primer Ciclo Prekinder a 6° Básico
Segundo Ciclo 7° Básico a 4° Medio