Como una luz de esperanza para todo Chile, la amorosa Providencia se cobijó en diversos lugares y también en la cuarta región, donde creció y dio fruto fecundo, con una labor cultivada con paciencia y esfuerzo, intencionada a entregar una mano de ayuda a quienes más a necesitan, una palabra de aliento a quienes parecen desesperar y un camino de aprendizaje para personas mayores, adultos, jóvenes y niños, siendo como congregación testimonio vivo de Jesús y sus enseñanzas. Es así que el miércoles 04 de octubre a las 11:30h, unidos como una misma familia, formando un mismo cuerpo y espíritu celebramos nuestra misa de acción de gracias por la conmemoración n°170 de la llegada de las Hermanas de la Providencia a Chile, entregando una caridad compasiva, inspirada en el ejemplo de nuestra Señora de los Dolores, quien con su entrega, es modelo de virtud basada en amor incondicional.
Así, con la consigna y bandera de que la Caridad de Cristo nos urge, la presencia de las Hermanas de la Providencia en la noble y humilde tierra de la cuarta región ha sido fecunda y consolidada en el amor hacia el prójimo, en una nación y región que hacia el mediados del siglo XIX necesitaba del impulso y mensaje evangelizador que providencialmente contribuyó a su desarrollo.
De esta forma y hasta nuestros días, los tres colegios de la Congregación en la IV región: Providencia de La Serena, La Providencia de Ovalle y Sagrados Corazones de La Serena, continúan caminando junto a Jesús, unidos en las celebraciones por los 170 años de presencia de las Hermanas que forman parte de la comunidad Providencia en Chile, como las impulsoras de una obra que perdurará por muchos años más, dejando una huella indeleble en la memoria de nuestra región y país.
En esta oportunidad los colegios Providencia de la cuarta región organizaron una hermosa misa presidida por el obispo de la Serena, Monseñor René Rebolledo Salinas quien dirigió la celebración entregando un mensaje a las 3 comunidades escolares y Asociados Providencia que, al igual que la primera epístola de Pablo a los Corintios 1, evidencia la esencia del carisma cristiano y su sello trascendente: “La caridad es paciente, la caridad es amable; no es envidiosa, no obra con soberbia, no se jacta, no es ambiciosa, no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal, no se alegra por la injusticia, se complace en la verdad; todo lo aguanta, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. La caridad nunca acaba.”
Finalmente y unidos fraternalmente entonamos el Himno a la Providencia, recordando a nuestras fundadoras Madre Emilia Gamelin, Madre Jospeh del Sagrado Corazón y Madre Bernarda Morin, que dejando un legado de humildad, simplicidad y caridad, nos invitan a propender a la paz y a la unión.