UNA SEMILLA QUE GERMINA A LO LARGO DE LOS AÑOS
Querida Familia Pastoral.
Les Invito a vivir y hacer Vida este mes de la Providencia.
Como comunidad que esta al alero de la congregación de las hermanas de la Providencia, nos encontramos viviendo un mes de gracia que nos mueve a la entrega y abandono generoso con el hermano necesitado. Este mes es un tiempo propicio que Dios nos regala para profundizar y vivir las obras de misericordia. Vivir las obras de misericordia no es mostrarse a otros siendo caritativo, todo lo contrario, más bien es actuar como lo dice el Evangelio de Mateo “Tú, cuando ayudes a un necesitado, ni siquiera tu mano izquierda debe saber lo que hace la derecha” (Mt 6, 3).
Ser Providencia es invocar y dejarse inspirar por el Espíritu de Dios, espíritu que nos hace Pan bendito para los demás y nos infunde sus dones para estar al servicio de quién nos necesite, dejando de lado la mundanidad terrenal y entrando al encuentro más íntimo con nuestro Padre Providente. Pero este actuar se debe hacer con un espíritu de Humildad y Simplicidad, Espíritu que nuestra madre fundadora Bernarda Morín nos lo enseña así: “Mas vale un acto de humildad y vencimiento, abnegación, sufrimiento y paciencia que la posesión y el goce de todos los placeres del mundo.” Puesto que la humildad siempre será más valiosa a los ojos de Dios y esas metas debemos conseguir.
En este mes consagrado a la Providencia tengamos siempre presente los modelos de madre Emilia, Madre Joseph y Madre Bernarda, quienes vivieron intensamente la donación a los enfermos, a los huérfanos, a los ancianos, a los sordos mudos, a los presos y a cuantos necesitaron de la acción de la Providencia; construyendo hospitales, orfanatos, escuelas y hogares de ancianos entre tantas obras que asistieron a miles y miles de personas, por más de 160 años de existencia.
Oh Bendita Providencia de Dios que nos permites habitar en cada Corazón para donarnos una vez más en este dulce mes de la Providencia, inspirándonos en el Espíritu de Dios y así entregarnos al auxilio de la caridad compasiva de tantos hermanos que lo necesitan y vivir así el Amor Misericordioso al amparo y luz de la Providencia como lo hicieran nuestras queridas fundadoras.
Amar y servir con gran confianza en la Providencia del Padre fue lo que animo la vida y entrega de nuestras fundadoras, encomendemos nuestro caminar a nuestra Señora de Dolores quien como madre sabe qué es lo hay en lo más profundo de nuestro corazón y sea ella testigo de nuestro amor a los demás.
“Providencia de Dios yo te Amo con Todo Mi Corazón”
Tía Ximena Molina, AP
Asesora Pastoral de Padres